Hola miedo,
Me cuesta escribirte ahora que no te estoy sintiendo.
Pero vamos a intentarlo.
La verdad es que ya no sé si sos el miedo o la angustia. Ambos dos me molestan de a ratos así que viene bien igual.
Será que desde siempre le tengo miedo a la oscuridad porque cuando está oscuro no puedo ver lo que está pasando, dónde están las cosas. Bueno, esa reflexión me vino ahora.
¿A qué le tengo miedo?
A la crítica de mi apariencia por parte de la gente.
A la crítica de mi ignorancia acerca de algunos temas referidos a mi profesión.
A que se muera un familiar, sobre todo mis padres.
A que me roben y me lastimen.
A tener un accidente.
A los desastres naturales.
CONVERSANDO CON MI MIEDO
MARI: Esperá un poco. Vamos a hacer las cosas cuando yo diga, no cuando vos quieras. Contame a qué viniste?
MIEDO: vos me llamaste.
MARI: Sí, es cierto, te llamé porque quería decirte algunas cosas. Una de ellas es que me tenés harta. No me molesta que existas, pero cada vez que venís, querés acaparar toda mi atención. Y muchas veces lo lográs, así no me dejás enfocarme en las demás cosas, y la verdad últimamente quiero hacer eso. No quiero darte bola a vos. Podemos convivir, no hay problema, pero te pido que si venís, estés tranquilo. Yo te voy a atender, pero no puedo dedicarte mucho tiempo, el resto de las cosas necesitan y se merecen más tiempo que vos. Vos lo único que haces es hacerme perder tiempo. Además, cuando tengo un proyecto o una idea nueva, vos siempre me decís que yo no soy capaz de llevarlo a cabo. Y lo peor es que yo te creo. Las veces que no te di bola, no sabes lo fácil que fue llegar donde quería. Bueno tampoco me voy a hacer la superada, muchas veces no llegué exactamente dónde quería, como quería y cuándo quería, pero al menos me acerqué. Reconocés que sos un poco invasivo a veces?
MIEDO: Si… eso no te lo voy a negar, pero la realidad es que la que me llama sos vos.
MARI: Bueno, te repito…no es que no te quiero ver nunca más en la vida, lo único que te pido es un poco de espacio. A veces no me dejás respirar, sos muy absorbente. Y de última, cuando vengas no me digas cosas para tirarme abajo o ponerme trabas, ayudame a superarme. Sos una parte mía, si yo pierdo, vos también.
Lic. Mariela Morales