fbpx

Los pasos del proceso terapéutico.

Por Eugene Gendlin. Cómo surgen y cómo ayudarles a que surjan

Transcripción de la Conferencia Inaugural en el Congreso Internacional de Lovaina (Client-Centered and Experiential Psychotherapy in the Nineties, Sept. 1988). En: Lietaer, G., Rombauts, J., Van Balen, R., (Eds.) (1990) Client-centered and Experiential Psychotherapy in the Nineties. Leuven University Press, Leuven. pp. 205-224.

Traducción: Carlos Alemany, con la colaboración de Enrique Aquilar, Pedro Coduras y Jesús Rz. Ortega

Psicoterapia Experiencial y Focusing: La aportación de E. T. Gendlin, Alemany C. (Ed.), Bilbao: Ed. Desclee de Brouwer, 1997. pp. 393-409

LA PRIMACÍA DE LA PRESENCIA HUMANA

EL REFLEJO COMO LÍNEA DE BASE PARA EL USO DE CUALQUIER OTRO MÉTODO

NATURALEZA HUMANA: FORMAS IMPUESTAS VERSUS UNA SERIE DE PASOS

COMENTARIOS SOBRE DOS EXTRACTOS DE SESIONES TERAPÉUTICAS

PREGUNTAS DE LA AUDIENCIA EN EL CONGRESO DE LOVAINA

REFERENCIAS

LA PRIMACÍA DE LA PRESENCIA HUMANA

Quiero empezar con lo más importante que tengo que decir. La esencia del trabajo con otra persona es estar presente como ser vivo. Y eso es una suerte ya que si tuviéramos que ser inteligentes, buenos, maduros o sabios, entonces probablemente tendríamos muchos problemas pero eso no es lo importante. Lo que importa es ser un ser humano con otro ser humano, reconocer a la otra persona como otro ser. Incluso si se trata de un gato o un pájaro, si intentas socorrer a un pájaro herido lo primero que tienes que saber es que hay alguien ahí y que tienes que esperar a que esa “persona”, ese ser, se ponga en contacto contigo. Me parece que esto es lo más importante.

Por tanto, cuando me siento con alguien traigo conmigo mis problemas y sentimientos poniéndolos a un lado, cerca, ya que podría necesitarlos. Podría apatecerme recurrir a ellos y ver algo. También llevo, junto a mí, todo lo que he aprendido –terapia centrada-en-el-cliente, reflejos, Focusing, Gestalt, conceptos psicoanalíticos y todo lo demás (me gustaría que fueran más)– y los pongo aquí, en mi otro lado, cerca. Si me miran a los ojos verán que sólo soy un ser tímido. Tengo que tolerarlo. Puede que no miren. Pero si lo hacen, lo verán. Verán cierta timidez, cierta evitación e inseguridad que me son propias; he aprendido que eso es normal. No necesito sentirme seguro emocionalmente y aparentar firmeza. Solo necesito estar presente. No hay una cualificación determinada del tipo de persona que debo ser. Lo que se requiere para un buen proceso terapéutico, para el proceso de desarrollo, es una persona que esté presente. Con el tiempo me he ido convenciendo gradualmente que puedo serlo. Incluso aunque tenga mis dudas cuando estoy solo, en cierto sentido objetivo sé que soy una persona.

Y entonces es cierto que puedo conseguir muchas cosas diferentes. Pero cuando la cosa se vuelve confusa y no estoy seguro de estar unido a la otra persona entonces puedo hacer algo de Focusing. Y si veo que entonces puedo hacer algo de Gestalt o puedo expresarme a mi mismo, u otra serie de cosas, pues bien. Podría expresar mis sentimientos pero siempre sé que sólo son mis sentimientos. Aún desconozco que es lo que procede de esa persona. Todavía no sé qué viene de esa persona. En el momento en que algo va mal doy marcha atrás e intento sentir a esta persona: hacia lo que está ocurriendo en su interior.

Cuando miro hacia atrás al problema que Carl Rogers tenía con el reflejo no-directivo siempre intentando desprenderse de cualquier cosa que había escrito, para restablecer la realidad del contacto, siento que estoy siguiendo sus pasos. Abandonó lo no-directivo y lo convirtió en centrado-en-el-cliente, abandonó éste y lo hizo centrado-en-la-persona. Primero dio con el método del reflejo, luego dijo: “No, no es eso, son las actitudes…”. Pero podríamos tomar estas tres actitudes y volvernos muy técnicos con ellas. El diría: “No, no, es centrado-en-la-persona.”

Esto es una forma de decir que: No permitas que el Focusing, el reflejo del sentimiento, o cualquier otra cosa se interponga. No lo uses como algo entre ti y el cliente. No digas: “Puedo estar aquí porque tengo un método, mi raqueta de tenis, así que no me puedes pillar.” Que me dices algo, te lo devuelvo. “Hay una sensación de que estamos curados, ves. Tenemos métodos; conocemos Focusing; tenemos credenciales; tenemos doctores. Tenemos todo esto y nos resulta fácil sentamos ahí con todo eso en medio. No dejes que todo eso esté en medio; quítalo de ahí. Puedes tener al menos tanto coraje como tiene el cliente. Si no, estaría avergonzado de mí mismo, en todas esas cosas que tengo, si yo aún no puedo mirar cuando esta persona puede hacerlo. Por tanto quiero estar ahí del mismo modo.

Eso –pienso– es la primera tarea que tenemos que hacer. Además pienso que los que tenemos la orientación de centrados-en-el-cliente también necesitamos comunicar esa actitud en primer lugar. Eso es muy necesario en un campo que se está volviendo cada vez más “profesional”, lo que viene a ser sinónimo de inútil y caro.

EL REFLEJO COMO LÍNEA DE BASE PARA EL USO DE CUALQUIER OTRO MÉTODO

Lo segundo que necesitamos es comunicar la “respuesta empática” para comunicar el reflejo centrado-en-el-cliente a aquellos que usan otros métodos y necesitamos añadir muchos otros métodos a los nuestros propios. Siempre

se ha dicho que el reflejo es una línea de base necesaria para el uso de otros métodos. Si no se posee, no se mantiene el contacto con la persona. Si no se pregunta constantemente “¿No te gustó eso?” o “Oh, ocurrió algo gracioso”; si no se para y comprueba constantemente el uso de otro método no va a ir bien. Por supuesto eso incluye al Focusing. Me refiero a que en el momento en que una persona parece comunicar: “¿Qué me están haciendo?”, tienes que parar lo que sea que estés haciendo y decir: “¿No te gustó eso?”, “¿Fue algo mal?”, “¿Qué ha pasado?”. Luego debes escuchar. Además, cuando algo funciona, o el momento en que se da un paso, debemos detenemos y escuchar con atención, sólo eso. El método del reflejo es el elemento esencial a partir del cual usar todo lo demás.

Lo que quiero añadir es que debemos incorporar la escucha centrada-en-elcliente a los otros métodos. Es increíble que tras todos estos años hayamos errado por completo en la divulgación de la escucha dentro del campo de la psicoterapia. He llegado a la conclusión de que en gran medida es culpa nuestra. Hemos dicho a los demás psicoterapeutas que si utilizaban la escucha no necesitarían nada más, así, por supuesto, no lo tomarán nunca en cuenta debido a que ya usan otro método en el que veían utilidad. Es importante hablar del reflejo centrado-en-el-cliente como algo que puede sumarse a lo que sea que se esté utilizando. Podemos decirles que algunos de nosotros no usamos nada más para mostrar lo útil que es. Pero otros lo combinan con muchas otras cosas.

NATURALEZA HUMANA: FORMAS IMPUESTAS VERSUS UNA SERIE DE PASOS

La tercera tarea que tenemos que emprender es la de hacer ver lo diferente que son nuestros presupuestos filosóficos si los comparamos con el resto dentro de este campo. Algunas de las teorías que yo pensaba que compartía realizan suposiciones que yo mismo nunca pensé que tuvieran. Ahora me doy cuenta de que ésto ha incrementado la dificultad para entendernos con mucha gente.

Los conceptos psicoanalíticos suponen que el cuerpo no posee ningún orden comportamental; que tiene una maquinaria biológica adaptada, pero no una organización conductual. Para ponerlo en términos de Freud: El “ello” está constituido por energías pulsionales desorganizadas. Para que esa “caldera” (como también lo denomina) de energías pulsionales se descarge –éste es su término para designar “hacer algo”– el cuerpo requiere de los patrones sociales. Toda acción humana –asume– queda encasillada en patrones que se imponen sobre el cuerpo desde el afuera. Hemos discutido con ellos durante años sobre el tema de imponer cosas sobre el cliente. ¿No hay nada en esa teoría aparte de la organización impuesta? Eso es el único tipo de orden que hay. Se asume que el cuerpo no tiene ningún orden conductual, ni ninguna interacción en sí mismo.

Como la mayoría de vosotros sabéis, también soy filósofo (Gendlin, 1962/1970). En estos diez últimos años mis colegas filósofos han descubierto la psicoterapia; pero la que han descubierto ha sido, por supuesto, la psicoanalítica. Adoran a Freud porque parte de los mismos supuestos que ellos conocen. Todo orden –como ellos suelen pensar– es orden impuesto. Todo orden está constituido por patrones que se colocan sobre el cuerpo. El único tipo de orden que conciben es cierto tipo de formas. Solían ser formas relacionales, ahora se han vuelto formas sociales. Eso hace también que el relativismo cultural sea negativo. A veces ni se menciona porque resulta demasiado obvio. Obviamente, las personas son diferentes en culturas diferentes. No hay ninguna organización corporal del comportamiento. Solo existe lo que se impone desde las diferentes culturas. Solo hay diferentes formas de lo “humano”. No hay una “naturaleza humana”. Si no pensamos así no sólo somos tontos, sino que no somos conscientes de nuestra propia programación cultural. No nos damos cuenta de lo controlados que estamos. Hemos intemalizado tanto los patrones sociales que los descubrimos dentro y pensamos que somos libres. Esta es una cuestión muy seria. Si decimos que las personas y los cuerpos tienen una organización interior se reirán de nosotros. ¿Cómo podemos mostrar, cómo podemos siquiera saber, si estamos programados externamente, o si no lo estamos?

De Descartes a Heidegger (a quien admiro mucho) sólo hay personas culturales; no hay seres humanos. Heidegger habla con un erudito japonés. Le dice: “No podemos hablar entre nosotros. Tenemos que tener mucho cuidado porque nada de lo que decimos es lo mismo. Todo es muy diferente.” Sería correcto decir que las culturas difieren pero él piensa que todo es totalmente diferente porque no hay nada debajo: Ni cuerpo, ni persona.

Hoy en día el único orden lo conforman las formas impuestas. Pero ahora mis colegas filósofos cuestionan las formas, lo que para ellos significa que se están cuestionando todo. Ahora no tienen nada. Todos dicen que no hay un sujeto humano. Lo que realmente están diciendo es que no saben cómo pensar acerca de los sujetos humanos. Pero hay gente que sí lo sabe, vosotros. Me gustaría que emprendiérais esa tarea. La comunidad filosófica no ha descubierto otra psicoterapia aparte de la psicoanalítica. Todavía no han oído hablar de vosotros. Pienso que deberían hacerlo. Pienso que debéis saber que en este momento ellos se encuentran en una posición mucho más “abierta” para oíros porque han agotado lo que tenían y no pueden pensar sobre ellos mismos o entre ellos. Es una coyuntura interesante y os animo a que busquéis algún filósofo y charléis con él. Con Carl Rogers hemos sido los pioneros durante treinta años. Ahora la gente casi ha llegado al punto en el que pueden oírnos.

2. Ahora quiero hablaros de mi modelo filosófico. Quiero hablar de un tipo de orden que no tiene que ver con las “formas”. Hay otro tipo de orden; las personas y los cuerpos lo tienen. No son formas definidas, ni patrones, líneas, distintivos o leyes fijas. En vez de eso se trata de un “orden de pasos”. Os diré a qué tipos de pasos me refiero.

Se da este ritmo en la terapia centrada-en-el-cliente: Primero el cliente dice algo. Se lo repites de forma incorrecta. Entonces te corrige. Aceptas la corrección y te dice: “Sí, así es… pero no del todo…” Te da otra aproximación. También lo tienes en cuenta. Luego te dice, “Sí” con un suspiro de relajación.

Y entonces se produce un silencio característico. Es ese —————–. Y en ese silencio surge lo siguiente. Normalmente lo que sigue es más profundo aunque quizás no ocurra así todas las veces. Lo reflejas, otra vez lo corrigen, incluyes la corrección, añade otra especificación, también la incluyes. Otra vez respira y ese silencio vuelve.

Ese silencio es muy característico. Cuando enseño a escuchar, en clase, lo señalo. Cada estudiante escucha a otro sentado a su derecha. Cada uno habla hasta que surge este silencio. Tras unos pocos momentos de silencio el estudiante dice “He terminado, sigue con el próximo.” Digo a la clase: “Noten el silencio que surge ahí. Es parte de la razón de ser del escuchar. Se ha oído lo que querías decir y se le ha respondido. Ahora no tienes nada que decir y sin embargo sientes el problema. No está todo resuelto, por supuesto. Tienes una sensación poco clara de eso –justo ahí– un lado confuso. Lo sientes físicamente, sin más palabras.

Aquí, en clase, no quieres hacer esperar a los demás por lo que dices “Sigue con el próximo”. Pero cuando estás a solas con tu terapeuta, entonces espero que permanezcas en ese silencio, con esa sensación confusa, justo ahí, hasta que surja lo próximo, desde ahí.

La palabra “focusing” significa dedicar tiempo a atender a ese lado interior sentido. Cuando ocurre en el silencio, lo siguiente y lo siguiente surge gradualmente cada vez desde más hondo. Algunos clientes hablan todo el rato y se saltan el silencio. Algunos usan el silencio sólo para pensar lo que van a decir. Algunos sólo sienten las mismas emociones, una y otra vez. El hecho de hablar y pedir ayuda y claro que en el transcurso de la conversación se pueden dar cambios inadvertidamente, pero no es lo normal. Cuando el cliente recorre todos los puntos significativos puedes ralentizar el paso sencillamente reflejando con más lentitud, quizás reflejando un solo punto varias veces. Puedes preguntarle por lo que está sintiendo, directamente, aquí en medio del cuerpo. Tampoco resulta instructivo decir que podemos quedarnos junto a ese lado confuso, allí donde la globalidad de ese asunto no se siente muy bien. Con frecuencia digo: “Está bien estar aquí un rato, simplemente sintiéndolo.” Existen breves instrucciones de focusing que pueden darse durante las sesiones de terapia.

En Bélgica aprendí que algunos terapeutas se organizaban para enseñar focusing a los clientes de sus colegas, fuera de la terapia (Leijssen, 1989). En Chicago, también, hemos enseñado focusing a los clientes en cursillos de fin de semana. Vimos que era extremadamente útil para el curso de la terapia. Hay muchas formas de enseñar focusing. Yo uso todos los métodos que he aprendido basados en la terapia centrada-en-el-cliente. Durante las sesiones doy pequeñas instrucciones de focusing. Pero entiendo que alguien pueda oponerse a este procedimiento. Por otro lado, sé que no os oponéis a la gente que atiende a ese lado sentido en el que surgen estos pasos. En ese sentido nadie se opone al focusing. En cuanto a cuándo o cómo enseñarlo, ese es otro tema.

También necesitamos entrenar a nuestros terapeutas a reconocer y responder al focusing, ya que éste ocurre con frecuencia de forma natural. Algunos terapeutas no entienden cuando un cliente hace referencia a un lado sentido. En vez de apreciar la respuesta estos terapeutas se pierden esa complejidad sentida, aquella que todavía no puede verbalizarse. Llevan todo de vuelta a las nociones comunes y específicas y a los sentimientos designados como tales. Se quedan a la mitad del proceso (Hendricks, 1986).

Ahora quiero volver a la cuestión filosófica sobre la que os animo para que intercambiéis impresiones con los filósofos (Gendlin, 1987). Ellos piensan que cuando un cliente dice algo patológico aparentemente irracional, o exhibe cierto déficit, se debe imponer algún patrón mejor. Los filósofos piensan que tales pasos sólo pueden ser impuestos sobre la experiencia, por el terapeuta. Todos habéis oído alguna vez ese tipo de pasos. Lo que surge tiene una complejidad y una novedad que le es característica. Puedes afirmar que ni tú ni el cliente los habéis inventado. Los filósofos piensan que aparte de la racionalidad socialmente impuesta, en la gente no hay nada más que irracionalidad. Sin embargo se puede notar algo más: Esos pasos no se siguen de la lógica y sin embargo tienen sentido – podemos seguirlos. Tienen cierto orden, diferente a la lógica y a la irracionalidad, algo más profundo, más exacto, más específico, más complejo; quizás no siempre, pero sí a menudo.

Ya hemos dado buena cuenta de ese “orden de pasos”. Lo llamo “llevar adelante”. Cambia a medida que avanza. “Un orden de pasos”, o se puede decir: “Un orden de llevar adelante.” Cuando miras hacia atrás desde el paso cuarto, quinto o diecisiete, hacia donde se empezó, parece algo tonto, incorrecto o patológico, no se recordarán todos los cambios que se adoptaron. Pero si se graba se podrán apreciar los pasos de los que estoy hablando. Estos pasos tienen una continuidad, continuidad que no es de tipo lógico. Tampoco es una continuidad de la forma. Si lo fuera, sería una continuidad lógica. Seguiría siendo algo tonto, patológico o incorrecto. Si esa cosa mantiene su forma no llegaremos a ningún sitio. Nuestro método no funcionaría.

El contenido que tiene una forma determinada y que reflejamos y afinamos hasta que damos con el exacto, esa forma exacta en cierto modo no sólo es esa forma exacta, ya que fomenta estos pasos. Ese es el orden del que quiero hablar; un orden que tiene formas muy exactas pero que aún así no sólo es esas formas exactas. Puede iniciar una progresión, que, mirando hacia atrás, muestra que era algo más que solo esas formas, incluso aunque parecía que tomaba esas formas. Para llevar a cabo los pasos tenemos que reflejar con exactitud; no digo que esas formas no estén ahí. No digo que esas formas no importen. Lo que digo es que algo que es muy exacto y bien constituido, no es sólo forma sino que fomenta ciertos pasos. Ese es el tipo de orden y de modelo del que quiero hablar.

Lo hemos discutido con otras personas. Ellos dicen que estos pasos proceden del hecho de que tanto vosotros como el terapeuta estáis en cierta forma confabulados. Solían decir que Carl Rogers sonreía en ciertos momentos y eso era lo que hacía que el cliente fuera por un camino o por otro. ¿Recordáis esos textos en los que se mantenía que él daba un refuerzo inconsciente? También mantienen que reflejar con exactitud es imposible. Nadie puede ser neutral, como si las palabras que dijéramos despertaran algo nuevo en el cliente. Pero los pasos no surgen de nosotros. Nos sorprenden todo el tiempo. No podemos deducir cuál será el próximo paso.

Estas personas sólo conocen un orden de las cosas. Así, mantienen: “Si algo nuevo tiene lugar de alguna forma hay que sospechar porque sólo puede venir del afuera ya que no hay nada ahí que pudiera crear nada. Y por supuesto lo único que se pudiera estar imponiendo es algún tipo de socialización, algo que también se obtiene del afuera.” Ése es el único modo en el que pueden pensar sobre este tema. Y si se piensa sobre ello sólo en términos de forma, entonces se diría que están en lo cierto. En formas no existe ninguna naturaleza humana, sólo la naturaleza alemana de finales del siglo veinte, o del país que se sea. Nadie puede determinar un conjunto de formas que resuman lo que es el ser humano. Pero si se mira a un proceso de pasos, si se mira a ese llevar adelante, si se habla de un orden en el que algo más sigue pasando, entonces pienso que todos somos lo mismo. Y ese tipo de orden no es tan tonto. Y ellos no han pensado en ello. Nosotros lo vemos continuamente en la terapia centrada-en-el-cliente.

Estos pasos surgen en la interacción. Pero la interacción, cuando ellos piensan sobre la misma, está “imponiendo cierto tipo de patrón.” La interacción, cuando nosotros pensamos sobre ella, es “llevar adelante”, aprendiendo desde donde se encuentra la persona, poniéndose en contacto con el lugar en donde la persona realmente se halla. Y el propio contacto cambia la forma. Ahora, con focusing, se puede probar este punto. Cuando se refleja verbalmente de un modo centrado-en-el-cliente pueden seguir diciendo indefinidamente: “Estás sacando algo nuevo.” En focusing encontramos que cuando alguien se sienta contigo en silencio total se puede enfocar con mucha más profundidad y más facilidad que cuando se está a solas. He llevado a cabo miles de intentos de este tema en particular con un sujeto, conmigo mismo: Enfoco conmigo mismo. Luego le pido a cierta persona agradable que me haga compañía mientras enfoco sobre el mismo tema. Siempre voy más allá. Casi siempre, a no ser que tenga algún problema con esa persona. La interacción es una variable diferente al contenido. La interacción continua en silencio, el mismo silencio del que he estado hablando. Los pasos surgen en un proceso interaccional.

Los pasos son un proceso interaccional:

Cuando trabajé con Carl Rogers: A veces tomaba cosas teóricas mías y a veces yo tomaba las suyas y por supuesto yo tomé más de las suyas que él de las mías, pero el único tema que no recuerdo que admitiera fue mi argumento acerca de que las tres condiciones fueran suficientes sin la condición de que el cliente tuviera que percibirlas. El decía: “Lo genuino, la empatía y la consideración positiva, y el hecho de que el cliente lo percibe”. No pienso que eso sea necesario; sé que la percepción no es necesaria porque muchos clientes están convencidos durante un año o dos que nadie podría agradarles o entenderles y el proceso funciona de todas formas y eventualmente cambian sus percepciones. ¿Cómo llegarían a percibir que el terapeuta realmente les entendía? Eso es un cambio. Lo sé porque yo era un cliente de esos. Siempre supe que ese hombre medio mago, el terapeuta, no podría entender mis asuntos. Pasó mucho tiempo antes de que me diera cuenta de que cuando entraba en la habitación yo era ya alguien diferente. La interacción te afecta mucho antes de que puedas pensar sobre la misma. Al menos a veces. Es en la interacción, o como si fuera una interacción, en donde surgen estos pasos.

También existe un caso especial de interacción: cuando nos respondemos a nosotros mismos. Eso también es interacción. Uno no sólo se da cuenta: uno no es sólo una especie de luz que no cambia nada. Cuando prestas atención a algo ésto va más allá. Esta es la razón de que sea tan importante prestar atención al adentro. Parece que no se está haciendo nada. Igual que la presencia de un ser humano no parece nada. El hecho de darse cuenta del interior de forma directa es un proceso que va más allá. Pero, como siempre he dicho, la interacción con otra persona sigue siendo más poderosa.

Este tipo de orden no siempre se comprende. Por ejemplo, ahora hay una nueva teoría sobre la “narrativa”; se dice que la gente consigue dar significado a su vida si construye su vida a modo de historia, de relato. Pienso que es inútil escribir con esa intención como si se pudiera establecer cualquier historia sobre un conjunto de acontecimientos de tu vida. Pienso que es verdad lo que están intentando decir: Que miramos hacia atrás e intentamos construir la vida que teníamos. Pero el significado que intentamos darle tiene que llevamos adelante; tiene que conectarse con nuestras experiencias corporales de forma que digamos: “Oh, sí (respirando, relajación física), puede significar eso…” Ellos no tienen el concepto de llevar adelante, por lo que escriben sobre ese tema como si las personas fueran sus propios escritores de ficción, como si, con la invención, se pudiera hacer cualquier cosa de cualquier cosa. Eso no es así.

También se puede decir lo mismo sobre la “reestructuración cognitiva”. Hay que preguntar: ¿Cuándo funciona y cuándo no? Se intenta pensar de forma diferente. Lo intentamos todo el tiempo. Cuando nos sentimos mal sobre algo nos decimos a nosotros mismos: “Míralo de forma diferente, así no es tan duro.” Pero no debes olvidar venirte aquí al centro de tu cuerpo para ver si te hizo sentir realmente diferente. Si no fue así no se ha “reestructurado” nada. Por lo que tienes que intentarlo de otra manera hasta conseguirlo.

Pero… ¿qué es realmente susceptible de ser llevado adelante? Empecé mencionando la suposición generalizada de que el cuerpo es una pieza fija de una maquinaria biológica. Según piensan, el cuerpo es como tu automóvil: Fijo y bajo determinadas leyes .

Pero, piensan, tu mente es creativa. No explican cómo. Bien, demos la vuelta a la tortilla. La forma en que se piensa y formula un hecho es fija. Pero la sensación-corporal de esa forma tiene la posibilidad de llevarse adelante. Quiero cambiar el concepto del cuerpo. El cuerpo no es una máquina. El cuerpo es exactamente aquello que es capaz de estos pasos. El propio contenido, la forma por sí sola, no va a ir a ningún sitio. Va a tener ciertas implicaciones lógicas pero no va a cambiar. Es la “sensación corporal” de la forma lo que es capaz se llevarse adelante. Nuestros cuerpos son de tal forma que absorben todo el aprendizaje, todo el lenguaje, todas las formas sociales, toda la cultura, todo lo que leemos y aún implican más … Especialmente cuando se tiene un problema. Se piensa en todos los hechos formales y aún nos dice: “Aaargghh” Busca una solución, o un próximo paso que de forma compleja dará cuenta de todo lo que piensas y aún va más allá. Lo que puede ir más allá es la sensación corporal.

Lo que alguien dice se puede tomar de dos modos diferentes: Se puede tomar de forma lógica: Dijeron esto. Por lo que sigue esto otro, y esto otro, y aún esto otro. Se puede decir: “Mira, lo que estás diciendo implica esto, esto y esto.” De la otra forma en que se puede tomar, la forma en que lo hacen los terapeutas centrados-en-el-cliente, es responder a aquello que fomenta los pasos. Lo llamamos “sentimiento” pero esa no es una buena palabra. Lo que digo es que los pasos vienen de la “sensación corporal”. Cualquier acontecimiento puede tomarse de estas dos formas: Formalmente o como la sensación corporal de esa formación. Yo sostengo que la sensación corporal posee todas esas formas y aún permanece ahí, implicando más y más. A veces queremos responder a la forma lógica, al acontecimiento tal y como ocurrió como forma. Pero como terapeutas, por supuesto, queremos responder a eso que fomentará los pasos.

Cada frase que pronunciamos prepara al que nos escucha para “algo”. Empieza, luego se desenrolla, y… ahora no sabéis cómo voy a tenninar la frase, pero sentís lo que viene… Lo mismo es cierto para lo que digo ahora. Lo habéis tomado y colocado junto a todo lo que sabéis, lo que habéis leído y experimentado. Ahora… estáis sentados ahí listos para … y espero que yo lo tenga.

La sensación corporal tiene todas las formas dentro, toda la cultura y la vida. Pero implica más aún. No es sólo un producto de los acontecimientos y de la cultura. Se puede ver en los silencios, cuando la terapia funciona. Se puede ver incluso de forma más drástica cuando los clientes dicen: “Estoy sintiendo algo, pero no tengo palabras para expresarlo.” Lo que dicen es que no hay formas sociales que lo digan. Las palabras son formas sociales. Tenemos que esperar un rato hasta que el lenguaje se reordena para poder decirlo vagamente porque no hay frases normales para ello. Se puede fomentar que ocurra si no ocurre. Una forma en que se puede hacer eso es simplemente parándose, sentándose y sintiendo la sensación del cliente cuando no lo están haciendo. Se puede decir: “Ahora espera un minuto, tengo que prestar atención al cuerpo (literalmente), aquí, entre el podio y la pared. Tengo que meterme aquí en el medio de este cuerpo; tengo que dejar que mi atención se dirija ahí. No lo puedo hacer muy bien mientras hablo aunque puedo hacerlo con pequeñas pausas. Ese es el cuerpo del que estoy hablando. Ahora, una vez que nos metemos, hallamos más de lo que normalmente llamamos “el cuerpo”. Me gustaría cambiar ese concepto de forma que incluyera todo esto.

Siempre que se hable, a menos que sea algo que he leído o memorizado por adelantado, ¿cómo se encuentran las palabras? Es tu cuerpo quien habla. Yo tenía esto preparado, pero incluso así, abro la boca y espero que me surjan las palabras adecuadas. Es todo lo que puedo hacer. Si no vienen, sigo hablando, esperando a que terminen de llegar. Ese que habla es mi cuerpo. Quiero que el concepto de “cuerpo” sea mucho más amplio que del que se habla en fisiología. Me alegra esa fisiología cuando me pongo malo. Me alegra que se sepa lo que se sabe. Pero el concepto de cuerpo es más amplio, mucho más. Vivimos todas y cada una de las situaciones con el cuerpo. Si se intenta hacer mediante instrucciones explícitas probablemente se errará. El cuerpo tiene la sensación de muchas cosas al mismo tiempo. El suelo, la silla, la gente, la situación, lo que ocurrió años atrás, y lo que estás intentando hacer. Se vive con lo que estoy llamando “el cuerpo”. El cuerpo crea y toma el paso siguiente, quiere una solución, una curación, algo mejor, ahora, de lo que ha tenido antes. A menudo no hay palabras para eso, porque eso aún no ha ocurrido. Mi cuerpo es capaz de producir pasos que no han tenido lugar nunca en la historia del mundo. ¿No es maravilloso? Y sino, podéis decir que lo que pasa es que me hallo en un error tan grande que nadie sabe cómo ayudarme a salir.

COMENTARIOS SOBRE DOS EXTRACTOS DE SESIONES TERAPÉUTICAS

Para terminar, me gustaría leeros un par de extractos de terapia. Os pido que os fijéis en los pasos. Son pasos de focusing. Eso significa que con frecuencia se siente un silencio entre un paso y el próximo. El segundo extracto que voy a leer es de una persona que ha hecho focusing durante mucho tiempo. Lo he cogido casi del final de la terapia. El primero lo cogí al principio de la terapia y podéis ver cómo intento ayudarle a que ocurra.

He escrito bastante sobre la forma de encontrar esta sensación corporal pero es difícil conseguir el clima interaccional adecuado. Eso es algo que quiero que observéis. Y luego también: Una vez que se sabe cómo encontrar este lado interno, entonces se llega a que hay una gran complejidad en todo eso. La cosa más cruda que siempre hemos dicho es: “No empujéis ni corráis.” Pero ¿qué hacer? Bien, mantener la cercanía, especialmente si es algo doloroso. Mantenerlo acompañado. Este “lo”, es una forma graciosa de hablar. A veces cuando digo estas cosas alguien dirá: “Hablas de forma graciosa” y yo digo: “Sí, lo sé”. Yo suelo decir que se mantenga en compañía: “Mantengámoslo acompañado.”

El cliente y yo, vamos a mantenerlo ahí, acompañado. Como se haría con un niño asustado. No lo empujaríais ni discutiríais con ello porque está muy dolido, tenso o asustado. Sólo nos sentamos ahí, en silencio, realmente lo digo todo al principio: Lo que ese lado necesita para producir pasos es sólo un tipo de contacto o compañía no intrusiva. Eso es lo que me gustaría ilustrar con estos dos ejemplos.

Ejemplo 1

Cliente (C):

 “No quería venir hoy. Ya no tengo nada más que decir o hablar (ríe). En realidad hay un nivel que no quiero tocar. Ya lo he hecho una vez y no podía salir de ahí; no podía parar de llorar. Mi terapeuta no sabía que hacer. Ella también lloró. Le miré y pude verle y pensé: “Bien, ella tampoco sabe lo que hacer.” 

(Mientras me dice eso pienso: “Bien, obviamente esa era una buena terapeuta.” Creo, si me hace llorar, que debo dejar que se vea. Pero esta vez no parecía tan buena idea. Así que nunca se sabe. O puedes decir: Estuvo bien, pero tendría que haber habido algo después; espero que ocurra aquí.)

Terapeuta (T):

 “No quieres caer ahí de nuevo de esa manera.”

Cliente:

 “Cierto. Normalmente, creo en los sentimientos y pienso: si lo sientes se pone mejor. Pero sobre ésto no lo sé.”

Terapeuta: 

“Por eso no diremos: simplemente siéntelo. Lo hiciste y no fue a mejor. Sea lo que sea que hagamos aquí te gustaría que fuera de forma diferente…”  

(Necesariamente no espero que haya acuerdo en eso, como se puede ver, estoy haciendo algo, estoy preparando cierto tipo de focusing)

Cliente:

 “Cierto.” (Y luego hay un silencio largo.)

“Lo puedo sentir ahí, justo debajo de lo que soy.” Ésa no es mi forma de hablar ¿vale? Así que no me lo acha quéis a mí. Pensad sobre la razón por la que una persona diría eso. Esa lo tiene todo, sólo esa frase: “Lo puedo sentir ahí, justo debajo de lo que soy.”

Terapeuta:

 “Permanezcamos aquí un buen rato, simplemente relacio nándonos con ello ahí abajo, sin ir allí.” U otra forma de decirlo: “Si hacemos algo, hagámoslo muy lentamente.”

(un silencio largo)

Cliente:

 “La forma en que se siente todo ello es que no soy buena, no puedo hacer nada sobre ello. Y apenas puedo tocarlo.”

Terapeuta:

 “Es duro estar ahí. Ves despacio. Es difícil incluso tocar- lo.”

[…….]

Ejemplo 2

Vayamos a otro caso diferente:

Cliente (C): 

“Quiero irme de Chicago. El ruido de fuera me aburre.” 

(El terapeuta está en silencio)

Cliente:

“No piensas que sea real, te te aseguro.” 

El terapeuta se está movilizando para dar una reflexión.

Dice (digo):

Terapeuta (T):

“El ruido se está amontonando en ti, metiéndose por tu chi- menea.” 

(Ella sabe lo que realmente estaba diciendo porque la he estado viendo durante mucho tiempo.)

Cliente:

“Son como dardos chocando contra mi cuerpo. No lo puedo soportar. “

Terapeuta:

“Realmente duele.” 

Y ahora se da uno de esos silencios. Estaba preparado para oírlo, así que lo oí y ahora se produce el silencio. Y luego dice:

Cliente: 

“Sigo sintiendo una sensación de estar ‘sin sentimientos’ en mi vida” (más silencio) “Quiero dejarlo todo. Es ese mismo punto en donde quiero morir. Mi querer vivir y morir están tan juntos estos días. Eso es por lo que no soy capaz de tocar ese lugar. Se confunde todo ahí. Realmente nublado.” 

(Tomo eso por un paso. Al principio decía: “Estoy en este lugar en donde el ruido me hace daño” y ahora dice: “Oh eso es el lugar de mi vida y mi muerte lo que toco, se vuelve confuso.” ¿Puedo derivar eso de lo otro? Si no lo leyera, ¿se sabría que ésto estaba pasando? No veo la forma en que podría ser.)

Terapeuta:

“Te puedes sentir con ganas de vivir y también de morir, ambas ahí, en el mismo punto interior y luego se vuelve todo confuso ahí.”

(Ahora surge otro de esos silencios. Casi cada vez hay un paso de este tipo.)

Cliente: 

“No quiero relacionarme con nadie; me gustaría que no hu biera nadie a quien ver. No significan nada para mi. (Tiene que ir a trabajar tras la sesión). No hay significado. ¿Cuándo tendrá significado mi vida? Se siente como si nunca lo fuera a tener y ahora necesito significado.” (Silencio… el terapeuta no respondió)

“También siento que tiene que ver con mi relación contigo. Sé que estás ahí para mí pero es como si no se me permitiera querer eso.” 

(A menudo en ese tipo de situación, yo diría:  “Permitámosnos, tú y yo, estar realmente cerca y conectado a este sitio; porque en él, no sientes ninguna conexión.” Eso ha revelado ser algo realmente útil. “Relacionémosnos totalmente con ello.” Es como decir: “estemos cerca”, pero también reconociendo que justo ahí en el centro de alguna manera no hay conexión, hay un aislamiento. Pero no lo hice en este caso. Algo más ocurrió. Ella dijo: “Yo también siento que tiene que ver con mi relación contigo. Sé que estás ahí para mí pero es como si no se me permitiera quererlo.” Por lo que oí el “no permitiera” me sonó de forma diferente. Por lo que dije:)

Terapeuta:

“¿Es eso lo que dijiste antes sobre tu padre?”

(Quiero destacar este intento aislado del terapeuta de hacer una interpretación genuinamente psicoanalítica. Y resulta que también es muy útil. Apreciese bien: Muy útil. Lo digo de verdad, aunque sea equivocado. también es útil. “¿Eso es lo que dijiste antes sobre tu padre?” Ahora vuelve a darse este largo silencio. Luego dice:)

Cliente: 

“Puedo sentir que ésto no es con él. Esto es diferente. No es igual que con mi padre. 

Se puede ver que lo ha probado: “No es como eso”. Y luego, el terapeuta dice:

Terapeuta:

“No va sobre él.”

(Ésa es la gran diferencia. La diferencia no es que lo interpretemos o no. La gran diferencia es que permanecemos con la persona surja lo que surja. Cualquier persona que trabaje conmigo sabe que estoy intentando eso. Por lo que no se preocupan por algunas de las cosas que yo digo. Pero ella sí se preocupa. Dice: “No va sobre él. No es como con mi padre.” Y yo digo: “No va sobre él.” Luego se produce otro silencio.)

Cliente:

“Apenas puedo tocarlo. Hay algo y está aquí en este lado, apenas puedo tocarlo; es … no puedo querer a mi madre, apenas puedo decirlo.”

Y yo reflejo:

Terapeuta:

“No puedes quererla.” (silencio)

Cliente:

“Ahí es donde siento el ruido de los dardos.” (más silencio)

Cliente:

“Es muy pronto, realmente pronto.”

Terapeuta:

“Se siente como una experiencia muy temprana.” (silencio)

Cliente:

“No puedo querer nada.”

Silencio.

Aquí vienen los pasos. Silencio.

Cliente:

“Esto necesita descansar y no puede hacerlo. Si se relaja y descansa morirá. Necesita mantener la guardia.

Terapeuta: 

“Hay una necesidad tan grande y un deseo de descansar y dejarse llevar; pero de algún modo esta parte de ti tampoco puede descansar. Se siente como si se fuera a morir si cesa de mantener la guardia.”

Silencio. Un largo silencio. Lo que sigue es un paso.

Cliente:

“Quizás pudiera, si pudiera confiar en algo.”

Terapeuta:

“Podría descansar si pudieras confiar en algo.”

Cliente:

“No, no. PUEDE que pudiera descansar si pudiera confiar en algo.”

Terapeuta:

“Es importante decir ‘puede’: ‘Puede que pudiera descansar si yo pudiera confiar en algo’,”

(silencio)

Cliente:

 “Ahora, de repente se siente como una casa que se halla en los pilares, que los pilares van dentro de la tierra. Todo yo arriba donde está el ruido, esa es la casa. Se halla en los pilares. Se ha edificado en este lugar dolorido. Ahora este lugar dolorido es como una capa y puede respirar. ¿Sabes esas columnas de hierro que se ponen en el suelo para sujetar un edificio? Estos pilares son como esos. Todo el ruido, el ir y venir es en la casa y la casa se haya en los pilares, y los pilares se meten en el suelo.”

Terapeuta:

“Esos pilares reales se meten en el suelo y sientes cómo levantan toda la casa y debajo, ese lugar dolorido puede respirar.” (silencio)

Cliente:

“Sí, ahora está respirando.” (más silencio)

Cliente: 

“Se está bañando en agua templada.”

Y más tarde, dijo (éstas no son exactamente sus palabras):

Cliente: 

“Cuando era pequeña jugaba mucho con los pilares. Solía meterme entre los cables de electricidad que llevan. Era pe ligroso pero estaba jugando. Solía hacerlos más y más altos y meterme entre ellos. Pilares, no he pensado en ellas durante años. Juego y peligro.”

(Y se empieza a dar cuenta de que los temas están relacionados. Estaba este lugar de vida y muerte y los pilares tienen algo que ver con eso y el juego es cierto tipo de dimension liberadora. . Así ella dice.)

Cliente:

“¿Cómo lo ha hecho este proceso? Usa todas estas cosas para … “

Este es un buen lugar para parar …

PREGUNTAS DE LA AUDIENCIA EN EL CONGRESO DE LOVAINA

1. ¿Para qué tipos de clientes es mejor este acercamiento? ¿Tiene algunos datos empíricos de resultados y, más específicamente, comparó su enfoque al más tradicional de Carl Rogers? (Reinhard Tausch)

Ante todo me gustaría ser claro. Mi enfoque es todo lo que pueda probar. Si la terapia avanza, si el cliente se mueve, o si no quiere que yo haga nada, no haré nada. No sé si lo dejé suficientemente claro. No estoy diciendo:  “No hagas esto,” o “Haz eso.” No lo digo. No lo digo en absoluto. Aparentemente he atravesado ese camino porque hoy en día algunas veces me llegan clientes que dicen: “No voy a ser capaz de enfocar.” Y les digo: “Bien, está bien, hay muchas formas de hacer ésto.” Y me contestan: “Pero escribiste que si no enfoco no llegaré a ningún sitio.” Desearía no haber escrito eso nunca, si es que lo he escrito. ¿De acuerdo?

Seguiré al cliente a donde sea que éste me lleve y si eso le hace bien entonces yo estoy contento. No estoy interesado en aproximarme a una persona con “un acercamiento”. Acudo al focusing cuando los clientes no parecen tenerlo y están dando vueltas y vueltas. No sé si estoy respondiendo a la pregunta o evitándola pero este es el acercamiento que yo aconsejo.

Ahora diría –para responder la pregunta– que hay un gran número de clientes que, si se les ofrece algo como el focusing, lo utilizarán inmediatamente. Esa es la población para la que está indicado el focusing, para tomar la pregunta directamente. Cuando lo intentas un poco y se produce una gran diferencia eso es algo bueno para practicarlo. En el otro extremo hay gente para quienes habrá que introducirlo y empujarlo, y dices: “Mira aquí, para de hablar todo el tiempo y haz ésto que te digo que hagas.” No lo quiero. También hay gente que lo hace naturalmente. La gente que se halla entre los dos grupos anteriores y para quienes este método está más indicado.” Pero no es un tipo de personas que cuadre con ninguna clasificación actual; incluye borderline y gente psicótica, gente en el hospital que siente un alivio encontrándose con ellos mismos cuando han “estado idos”; ya sabéis, experiencias disociadas. En ocasiones vemos que este método es bueno para gente a lo largo de todo el continuo de las perturbaciones. Pero hay otro tipo de variable que se acerca más y que todavía no sé lo que es.

En cuanto a la segunda parte de tu pregunta, no pienso en las instrucciones de focusing como una aproximación para ser comparada con otras sino dentro de las terapias, tanto de la centrada-en-el-cliente como de otras. Dentro de la terapia centrada-en-el-cliente, diría que tengo una línea de estudios que muestran que la gente que lo practicaba ya tendía al éxito. Ahora, no tenemos datos que muestren que la gente que Gendlin enseña tengan más éxito.

No tenemos datos que muestren que enseñar ésto en el contexto de la terapia la haga más efectiva. Eso no lo tenemos. Y no lo forzaría. Lo enseñaría como algo que va junto a otras respuestas más normales. Como hice aquí.

2. ¿Cuál es tu opinión sobre las diferencias entre la psicoterapia centrada-en-el-cliente y la psicoterapia experiencial y cuál es tu opinión sobre la relación entre ellas? (Barbara Brodley)

Tomaría a la terapia centrada-en-el-cliente como algo más amplio que abarca más. Ante todo, focusing, si es eso sobre lo que estamos hablando, es un proceso minúsculo aunque muy importante. Lo que denomino focusing es prestar atención internamente a esa sensación nuclear de algo ahí. Seguramente la terapia y el desarrollo personal son cosas mucho más grandes que esa. El focusing es una forma muy deliberada de tocar algo dentro. Pienso que es muy valioso. Pero ciertamente no es terapia. La terapia es una relación, la terapia es un proceso de desarrollo. Estos pasos de focusing que describo surgen en el contexto de la terapia centrada-en-el-cliente. De ahí es de donde yo lo aprendí, ahí es donde los vi y si usted observa sus clientes verá como se encuentran en silencio antes de que surjan esos pasos.

Ahora el problema que se tiene no es sobre ese proceso. Es acerca de mi forma de enseñar este proceso. Y es verdad que si el terapeuta enseña el proceso de una forma determinada puede haber algún problema con eso. El terapeuta necesita comprobar su acogida. Necesitan observar y ver si están siendo intrusivos; necesitan ver que la relación siempre tiene preferencia. Por lo que hay que hacer ésto dentro de la relación, igual que como si se estuviera en la casa de alguien. No se hace nada que no quieran que hagas durante demasiado tiempo.

3. En lo que acaba de decir, ¿no está presuponiendo que el proceso de los pasos son la esencia del cambio terapéutico? (Barbara Brodley)

No, no. Ésta es una pregunta importante. Estaba intentanto aclarar eso. Yo supongo que la interacción es el proceso más amplio. Y casi todo lo que tiene interés viene a ser algún tipo de caso especial de interacción. Y es sólo como parte de interacción que cualquiera de estas cosas funciona bien. Por lo que no, no estoy asumiendo que un proceso interno puede diferenciarse de la interacción. Justo lo contrario. El proceso interno dará pasos en el contexto de la interacción. Y si no hay nadie más vale que se interactúe con ello de una forma amigable. De otra forma no se llegará a esos pasos. Se necesita interaccionar con uno mismo, con una actitud de cierta amigabilidad; como si el interior fuera un muchacho a quien haces compañía. Y es mucho más fácil si hay alguien contigo en ese tipo de silencio. Por lo que todo lo interesante que pueda aportar el focusing tiene lugar en el contexto de la relación. La única diferencia que siempre tuvo con esa parte de la teoría fue sobre el punto de Carl sobre la percepción. Pero si me lo preguntas siempre va a ser “primero la interacción”.

4. Enfatizó la “sensación corporal”. Sin embargo, yo experimento muchas ocasiones con mis clientes en las que no hay ninguna sensación corporal, incluso cuando yo o ellos tienen este “eso” y pueden señalarlo. Si éste es el caso, pienso que enfatizar los aspectos corporales puede ser algo que contribuya más a la confusión que a que sea útil. (Rob van Woerden)

No quiero cerrar ningún otro canal. No pienso que nadie tenga el derecho a decir: Esto tiene que ser de esta forma para los seres humanos. Pero si lo que me está diciendo es que hay una forma diferente a esta sensación corporal, eso me parece bien. Pienso que necesitamos mirar y comparar, no sólo cuál es mejor, sino cuál es la diferencia.

Estoy seguro de que hay un camino de entrada hacia los pasos a través del cuerpo. Una vez que se llega a este cuerpo literal ahí se encuentra un espacio que resulta mucho más grande que el cuerpo literal. Queda patente que no se trata exactamente del cuerpo literal, pero ahí es donde se halla la entrada. Puede que haya otras entradas.

5. Ha dicho que no está de acuerdo con que el cliente necesite percibir la comprensión empática del terapeuta y las otras condiciones. Si no se perciben la empatía del terapeuta y las otras condiciones, esto podría significar que no existen para el cliente. Ahora hago una distinción entre “empatía recibida” y “empatía percibida” ¿Tiene esto sentido para usted? (Godfrey Barrett-Lennard)

Oh sí, podríamos determinarlo completamente. Eso es lo que siempre ha significado, también para Carl Rogers. Tiene que tener algún impacto en el cliente: y eso es lo que yo también quiero decir: algún impacto o algún tipo de efecto. La interacción cambia a la persona y luego se dan cuenta de ello. al menos nos damos cuenta algunos. Pero estaría totalmente de acuerdo con usted en que este recibir en cierta forma podría ser una de las condiciones. El percibir me suena a una comprensión reflectiva o a una observación reflectiva en la que tendría que decir: “Mi terapeuta me entiende.” Y yo tendría que decir: “Nadie puede entenderme. Realmente lo intenta, ese hombre agradable. “

REFERENCIAS

Gendlin, E.T. (1962/1970) Experiencing and the creation of meaning (2.a ed.) New York: Free Press.

Gendlin, E.T. (1987) A philosophical critique of the concept of “Narcissism.” En D.M. Levin (Ed.), Pathologies of the modern self: Postmodern studies. New York: New York University Press. Cfr. n.° 24 de este volumen.

Hendricks, M.N. (1986) Experiencing level as a therapeutic variable. Person-centered Review, 1, 141-162.

Leijssen, M. (1989) Teaching focusing to “unsuccessful” clients. Research projecto in progress, Centrum voor client-centered therapie en counseling, K.U. Leuven.

Chatea con nosotros