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Introducción a “Pensando desde el Borde” (Thinking at the edge)

Por Eugene Gendlin.

Universidad de Chicago (Traducción: Salvador Moreno López, Khuítani/Focusing México)

 “Pensando desde el borde” (en alemán: Wo Noch Worte Fehlen) es un modo sistemático de articular, en términos nuevos, algo que necesita ser dicho pero que al principio aparece sólo como en un estado embrionario “sentido corporalmente”. Nosotros ahora enseñamos esto en un curso de cuatro días que damos cada dos años, y estamos ya listos para dar a conocer los pasos por escrito y en un video.
“Pensando desde el borde” (PDB/TAE) tiene sus orígenes en mi curso llamado “Construcción de Teorías” el cual impartí durante varios años en la Universidad de Chicago. Los alumnos provenían de diversos campos. Una mitad del curso trataba de filosofía y lógica, y la otra la dedicaba a la difícil tarea de lograr que los estudiantes pudiesen conseguir poner su atención en aquello que conocían de forma implícita pero no podían decir, y que nunca se habían detenido a tratar de verbalizar. Me llevó varias semanas hacerles ver que el criterio habitual de trabajo iba a ser diferente en mi curso. Mientras que  en todo el resto de la Universidad sólo se le daba importancia a aquello que estaba claro, aquí sólo nos ocuparíamos de aquello que permanecía todavía como no-claro. Si algo se mostraba como ya claro le decía: “no te necesitamos para esto; eso ya lo tenemos en la biblioteca.” Nuestros estudiantes no estaban habituados al proceso que llamamos Focusing, en donde dedicamos un tiempo para atender a una observación o a alguna impresión sentida de forma directa y física, pero no-clara. Todo el que tenga alguna formación, “conoce” tales experiencias en su campo de estudio. A veces esa impresión llega a sentirse como algo realmente importante, pero generalmente la gente asume que eso “no tiene sentido” y que no se puede  decir ni pensar desde ella.

“¡Oh!”, exclamó un estudiante cuando captó a lo que yo me refería, “te refieres a algo que debe ser expresado a través de rodeos y balbuceos.” Sí, a eso es  exactamente a lo que me refiero. Otro estudiante preguntó: “¿Te refieres a eso que parece resbalarse?”

¿Cómo es posible que algo nuevo y valioso pueda estar implícito en una sensación-sentida?

Por supuesto yo  sabía que era un proyecto más que cuestionable el hecho de pensar desde lo que no está claro y solamente sentido. Una persona razonable, especialmente si es filósofo, se preguntará inmediatamente: ¿Por qué habría de ser esa sensación algo más que mera confusión? Y en el caso de que hubiese algo de valor en ello (dígase una experiencia organísmica o algo importante en el campo de estudio propio) ¿cómo el lenguaje podría partir de ahí?  Y si a veces eso fuera posible, ¿cómo puede  uno saber que habló desde allí y no que simplemente leyó algo en ello?  ¿Se puede creer cualquier cosa dicha desde tal no-claridad, o  pueden ser preferibles algunas afirmaciones en lugar de  otras?

Estas preguntas no tienen  respuestas sencillas. Requieren entrar en todo un campo de consideraciones. Requieren de ciertas estrategias filosóficas, de las que he escrito bastante.

Algo sentido internamente como complejo puede llevarnos a una larga serie de afirmaciones con ciertas características reconocibles. Las  afirmaciones que hablan-desde la sensación-sentida pueden ser reconocidas por el hecho de que ellas tienen un efecto en la misma sensación-sentida. Esta se mueve, se abre y se desarrolla. La relación entre lo dicho y lo sentido no es de identidad, representación, o descripción. Una complejidad implícitamente sentida en el cuerpo nunca es lo mismo que lo que decimos. Hay muchas relaciones posibles entre el cuerpo y lo que decimos, y nosotros hemos desarrollado modos precisos de utilizar estas relaciones.

Cada tópico y situación son más complejos que los conceptos existentes. Todo organismo viviente es una interacción corporal con una situación compleja y con el universo. Cuando un ser humano que tiene experiencia en algún campo siente algo, siempre hay algo ahí. Puede ser que resulte algo muy diferente a lo que se creía al principio, pero no puede haber nada.

Me gustaría poner un ejemplo: Imagina que estás próximo a volar a otra ciudad en un avión pequeño y que tu experimentado piloto dice: “No lo puedo entender, los del pronóstico del tiempo han dicho que estaría despejado pero, por el aspecto que tiene, tengo una extraña sensación de duda…” En ese caso no podrías decirle al piloto que ignore esa sensación sólo por el hecho de no tenerla clara. Por supuesto que he resumido el ejemplo. La no-claridad de un piloto experimentado ya ha tomado en cuenta e incluido todo el conocimiento claro disponible en la profesión, de manera que lo que no está claro “dice”  algo más. No tenemos que estar seguros de que esa “sensación” se debe en realidad a cómo está el tiempo; es suficiente con que pudiera deberse a ello. Entonces tú decides quedarte seguro en casa. Pero si hubiera mal tiempo, entonces a todos nos importaría descubrir qué fue lo que el piloto sintió, que se les escapó a los del servicio metereológico. Los de la aviación federal y toda la sociedad querrían que el piloto articulara qué fue precisamente lo que captó en el clima con esa sensación no-clara. Añadir esto al conocimiento del servicio metereológico nos haría estar más seguros cuando volamos. Y  pasa algo similar también con cualquier persona que sea experta en algún campo. Pero tal sensación parece estar más allá de las palabras.

Todos estamos muy metidos en el modelo clásico occidental de unidades. Difícilmente podemos pensar de otra manera. Lo que nosotros llamamos “pensar” parece tener la necesidad de separar  las cosas en unidades que sean claramente idénticas o claramente separadas, las cuales pueden estar unas cercanas a las otras pero no interpenetradas, y mucho menos pueden tener un patrón más complejo. Por ejemplo, si hay dos cosas que también parecen ser una de una manera más compleja, en lugar de señalar este patrón complejo al detalle, el pensamiento tiende a detenerse justo allí. Consideramos la sensación de tal cosa como si fuese un problema privado. Pensamos incluso que algo debe de estar mal puesto que “esto no tiene sentido”. Y sin embargo seguimos teniendo esa sensación persistente que no encaja en lo que ya está articulado en nuestro campo de conocimiento. Esto probablemente venga de una observación genuina que no encaja con el modelo de unidades.

¿Cómo es posible que las mismas viejas palabras del diccionario puedan decir algo nuevo?

El modelo de unidades es por lo general la razón por la que comprensiones[a] nuevas no pueden decirse. Pero al mismo tiempo no es posible rechazar en general este modelo de unidades ya que es inherente a nuestro lenguaje, a nuestras máquinas y a todos nuestros conceptos detallados. Regresamos a él en el momento en que queremos decir algo más. La nueva comprensión no puede decirse en términos de los viejos conceptos y frases. En clase utilizaba a Heidegger, a McKeon y a mi propia filosofía, tres críticas al modelo de unidades, pero el resultado fue que el modelo de unidades no  puede romperse de ese modo. La crítica no nos evita  caer de nuevo en el modelo viejo. Algunos dicen que nos tomará 300 años para que los presupuestos inherentes en nuestro lenguaje cambien. A un filósofo le parece poco probable que la gente pueda pensar más allá de esos supuestos comúnmente aceptados. Por lo tanto, PDB puede parecer muy poco probable.

Por otra parte, Wittgenstein mostró que la capacidad del lenguaje excede con mucho los patrones conceptuales inherentes en él. Demostró de manera convincente que lo que las palabras pueden decir está bastante más allá del control de cualquier concepto, regla preexistente, o teoría del lenguaje. Pudo darnos más de veinte ejemplos de nuevos significados que una misma palabra puede adquirir en diferentes usos[1]. A partir de esto, hemos desarrollado en el PDB un nuevo uso del lenguaje que pueda ser enseñado a todos aquellos que sientan ese algo que todavía no puede ser dicho. Esta nueva manera de hablar es la clave para esta aventura aparentemente imposible.

En mi filosofía he desarrollado un nuevo uso del lenguaje que surge desde el cuerpo y con el cual podemos hablar directamente desde el cuerpo acerca de muchas cosas, -especialmente sobre el cuerpo y el lenguaje-.

El lenguaje está profundamente enraizado en el cuerpo humano de una manera que generalmente no se entiende. El lenguaje no consiste sólo en palabras. Las situaciones en las que nos encontramos, el cuerpo y el lenguaje forman juntos un solo sistema. El lenguaje está implícito en el proceso humano de vivir. Las palabras que necesitamos decir llegan directamente desde el cuerpo. Yo tengo una sensación corporal de lo que voy a decir. Si pierdo contacto con eso, no puedo decirlo. En cambio, si tengo la sensación de lo que voy a decir, entonces todo lo que hago es abrir la boca y confiar en que las palabras vendrán. El lenguaje está enraizado profundamente en la manera como existimos físicamente en nuestras situaciones de interacción.

Cada una de las situaciones ordinarias en una cultura, cada una de ellas tiene sus frases apropiadas, un conjunto de modos de decir las cosas que uno podría necesitar. Las palabras significan el efecto que ellas tienen cuando son utilizadas en una situación. Nuestro lenguaje y las situaciones ordinarias constituyen, juntos, un solo sistema. Sin embargo, este  vínculo corporal entre las palabras y las situaciones se aplica también a las situaciones poco comunes y para las cuales no hay todavía palabras o frases establecidas para expresar algo que necesita decirse.

Todos los cuerpos vivos crean e implican sus propios siguientes pasos. En esto consiste vivir, en la creación de nuevos pasos. El cuerpo sabe que hay que exhalar después de inhalar, y que tiene que buscar comida cuando tiene hambre. Y, en una situación nueva,  vienen nuevos pasos desde el cuerpo. Hasta una hormiga se mueve en una alfombra rugosa de una manera diferente a como se había movido antes. Cuando sentimos algo que no se ajusta al repertorio común y sin embargo quiere ser dicho, el cuerpo está implicando nuevas acciones y frases

¿Cómo PDB da poder a la gente para pensar y para hablar?

Encontramos que cuando la gente prescinde de las palabras usuales y vagas, entonces -desde su sensación corporal- llegan nuevas frase, muy frescas[b] y llenas de colorido. Estas frases se forman de una manera tal que expresan lo que es nuevo en eso que es sentido corporalmente. No hay manera de decirlo “todo”, no hay un enunciado igual o que simplemente “represente”  todo lo que se siente. Pero lo que ocurre es mucho mejor que una copia perfecta. Una veta surge desde lo sentido corporalmente, y luego otra y otra. ¡Lo que necesita decirse se expande! Lo que decimos no representa lo sentido corporalmente. Más bien decimos que lleva al cuerpo hacia adelante.

Lo primero que debemos reconocer es que ninguna palabra o frase establecida será capaz de decir aquello que necesita decirse. La persona puede dejar de intentar “traducir” la sensación-sentida al lenguaje común. Con todo, lo que una persona quisiera que expresara una palabra puede decirse sólo a través de una o más frases que usen las palabras de una manera fresca y creativa. Un cierto tipo de frases puede usar alguna palabra más allá de su significado habitual, de manera que hable desde la sensación-sentida. Cuando uno ha intentado varias palabras y ha encontrado que ninguna de ellas realmente expresa lo que necesita decirse, entonces frases frescas pueden decir lo que uno quiere que signifique una determinada palabra. Y de ahí resulta que las palabras rechazadas hacen surgir frases frescas muy diferentes. Cada una saca algo diferente de la sensación-sentida. De esta manera, con algunos desarrollos posteriores, lo que al principio era una sensación vaga puede generar seis o siete términos. Estos términos traen sus propias interrelaciones, generalmente con un patrón nuevo. Así se configura todo un nuevo territorio, ahí donde antes  había sólo un significado implícito. Uno puede moverse ahora en ese campo creado  por estos términos. Ahora, uno puede entrar más en lo sentido experiencialmente en cada veta y generar términos aún más precisos. Las personas encuentran entonces que nunca más serán incapaces de hablar desde su sensación-sentida.

Hasta este momento, Pensando desde el Borde hace posible que surja un lenguaje fresco. Pero hay también una conexión inherente entre una sensación-sentida y cómo hacemos la lógica (Ver A Process Model, VIIA, VIIBa y VIII).

Podemos darles relaciones lógicas a los términos y a sus formas de organización, en una serie de proposiciones teóricas. Entonces es posible substituir lógicamente los términos relacionados, uno por otro. Y por lo tanto se pueden derivar nuevas frases o enunciados (algunos sorprendentes y poderosos). Al desarrollar esto, se puede construir una teoría, un conjunto de términos lógicamente interconectados.

En cada momento de este proceso podemos ver que explicar una sensación-sentida no es algo arbitrario. Aunque implica crear nuevos términos en lugar de copiar  o representar lo que ya está dado, sus significados implícitos son muy precisos. Las diferentes relaciones que hay entre sentir y hablar aún no están bien estudiadas porque sólo se ha prestado atención a la representación. Al utilizar las relaciones entre lo que se está sintiendo y lo que se está hablando para estudiarlas, yo he empezado este campo de estudio y lo he desarrollado con cierta profundidad. Aquí sólo quiero decir que una vez que uno ha experienciado  este “hablar desde”, la manera como ello es llevado hacia delante por el cuerpo es completamente reconocible. Así, aunque uno fuera capaz de decir muchas cosas y de hacer diversas distinciones, uno prefiere quedarse atorado y en silencio hasta que las frases que vengan lleven hacia delante la sensación-sentida.

Pensando desde el  Borde (PDB) fue imaginado y creado por Mary Hendricks. La idea de hacerlo una práctica accesible me parecía imposible.

Pensando desde el Borde requiere de una familiaridad con el enfoque corporal. Los participantes en nuestro primer PDB eran gente experta en el enfoque. Esto asumió la parte más difícil de mi curso universitario. Sin embargo pensé que algo fallaría, y así fue, tuve la vivencia de que fracasó. Algunas personas ni siquiera llegaron tan de lejos de cómo hubieran podido llegar usando la lógica, y la mayoría no elaboró ninguna teoría. Sin embargo, hubo una gran satisfacción y entusiasmo. Algo importante parecía haber ocurrido, por lo que me sentí agradecido de no haber quedado mal. Por alguna razón los alumnos no se sintieron defraudados.

Más adelante lo entendí. Durante el año, mucha gente nos escribió. Nos decían que se sentían capaces para hablar desde aquello que no podían decir antes, y que ahora hablaban de ello todo el tiempo. Y algunos de ellos expresaron otra emoción. Estos individuos descubrieron que ¡podían pensar! Lo que “pensar” había significado antes para muchos de ellos incluía hacerse a un lado y reorganizar los conceptos recordados. Para algunos, el hecho de que ellos pudieran crear y derivar ideas significaba la satisfacción de una necesidad con la que habían vivido por mucho tiempo.

Ahora, después de cinco talleres de PDB en los Estados Unidos y cuatro en Alemania, estoy muy consciente del profundo significado político de todo esto. La gente, especialmente los intelectuales, creen que ¡no son capaces de pensar!. Están entrenados para decir lo que conviene y encaja con el discurso público que ya existe. Permanecen adormilados respecto de lo que podría surgir de sí mismos como respuesta a la literatura y al mundo. Las personas pasan por muchas vivencias que no puede decirse. Son forzadas a permanecer inarticuladas en relación con eso que vivencían porque ello no puede decirse en frases comunes. ¡La gente está silenciada! PDB puede darles el poder para hablar desde lo que realmente están viviendo.

Las personas pueden llegar a reconocer su poder para pensar y para hablar. Hemos llegado a darnos cuenta de que, junto con el proceso del enfoque corporal (focusing), PDB es una práctica para toda la gente en general. No todas las personas necesitan construir una teoría con términos formales, relacionados lógicamente. Pensar y articular es una práctica vital socialmente. En épocas remotas, la filosofía siempre incluía prácticas, y ahora la filosofía lo está haciendo de nuevo. Uno no necesita comprender forzosamente toda la filosofía desde la cual estas prácticas han surgido. He aceptado el hecho de que sin el trabajo filosófico ninguna descripción de PDB (como en este Folio) sería adecuada.

Quiero aclarar que con PDB no estamos diciendo que pensar u otra actividad humana seria pueda reducirse a una serie de pasos estandarizados de un método fijo. Cuando la gente decía haber descubierto  que podían pensar, no se referían de hecho a esos pequeños pasos que yo mismo no podía recordar muy bien al principio. Los pasos sólo ayudan a romper lo que podría llamar la “barrera del lenguaje público”, de manera que encontremos la fuente del pensamiento propio y hablemos desde allí. Después de eso, nadie necesita los pasos. Los pasos concretos están siempre como un medio para una enseñanza precisa, de tal modo que se pueda mostrar y encontrar un nuevo camino. Después de eso, dicho camino toma muy diversas formas.

Los pasos 4 y 5 de PDB revelan una creatividad más-que-lógica, inherente a la naturaleza del lenguaje, lo cual ha permanecido completamente desconocido hasta ahora. El lenguaje no es una trampa sin salida, como a menudo se piensa. A menudo se culpa al lenguaje cuando algo que genera mucho entusiasmo se vuelve limitado y sin vida. Filósofos de diferentes orientaciones sostienen que cualquier cosa caerá en las viejas categorías por el hecho de ser dicha. Esto podría ser verdad cuando se usan solamente  frases comunes, pero en el caso de frases frescas, nuevas, esto es completamente falso. Un fraseo nuevo es posible porque el lenguaje está siempre implícito en el experienciar humano y es profundamente inherente a lo que es  experienciar. Lejos de reducir o limitar lo que uno vive de forma implícita y lo que uno quiere decir, una afirmación nueva es físicamente un desarrollo posterior de aquello que uno siente y quiere decir.Entonces, escribir y volver a leer lo que fue dicho puede generar una vivencia posterior. Lo que uno siente físicamente en una situación no es algo fijo, ni ninguna entidad determinada, sino algo implícito que lleva más allá, que se expande y desarrolla en respuesta a lo que se ha dicho. Más que “caer en” las restricciones de lo dicho, creemos que los efectos de lo dicho abren caminos para ir más lejos en el vivir y en el decir.[2]

Muchos filósofos contemporáneos niegan que el individuo pueda pensar algo que no provenga  de la cultura, del grupo o de la interacción. Esta perspectiva es una sobrerreacción a la filosofía previa que consideraba al individuo como la causa universal. Pero ambas visiones no son más que simplificaciones. Cultura e individualidad constituyen un conjunto más complejo. Cada una es más grande que la otra en ciertos aspectos.

Tenemos un lenguaje del cerebro y vivimos en situaciones de interacción. El lenguaje no es una imposición sobre algo en blanco. Aún las mismas plantas son bastantes complejas, y los animales viven vidas complejas entre ellos sin lenguaje. Cuando el cuerpo viviente se hace capaz de llevarse a sí mismo hacia delante al simbolizarse, él actúa y habla desde una gran complejidad. Por supuesto que aprendemos el lenguaje de la cultura y de la interacción. Pero ya hemos visto que el lenguaje no es sólo un conjunto almacenado de significados fijos y comunes. Los humanos no somos humanos sin cultura y sin lenguaje, pero con el lenguaje y después de él los pasos siguientes del cuerpo aparecen siempre como nuevos, y son siempre implícitamente más complejos que las rutinas ya conocidas. Puedes verificar esto ahora mismo al hacerte consciente de lo vivo de tu cuerpo, de que es algo nuevo e implícitamente más complejo que las palabras que estás leyendo.

Desde el principio tuve a mis alumnos en clase practicando la escucha, por parejas, durante la semana. Se repartían dos horas, en turnos, de pura escucha atenta. “Simplemente escuchen. Digan algo sólo cuando no estén siguiendo a la otra persona” les decía yo en las instrucciones. “Si tu compañero trabaja en un ensayo, no le digas cómo escribirías  un ensayo…” Siempre se reían porque sabían cuál era el problema. Nadie está dispuesto a acompañarnos cuando estamos atorados con un ensayo que no podemos terminar, de manera que podamos terminarlo. Pero en el focusing por parejas hacíamos eso precisamente. Prestábamos toda nuestra atención sólo a una persona a la vez. Esta forma de ayuda mutua fue siempre la razón principal por la que los estudiantes apreciaban el curso.

PDB tiene un propósito social. Construimos nuestro mundo inter-humano más allá de donde está. No es verdad que sólo desarrollándonos como individuos vayamos a cambiar de alguna manera los patrones en los que nos toca vivir. Necesitamos construir nuevos patrones sociales y nuevos modelos de pensamiento y ciencia. Esto será un producto de cooperación mutua que ninguna persona sola puede crear. Por otra parte, si intentamos hacer esto juntos demasiado pronto, desperdiciaremos precisamente aquello que sólo puede aparecer a través de cada individuo mediante un proceso parecido al del enfoque corporal (focusing). Nadie más que tú vive el mundo desde tu perspectiva. Ningún otro organismo puede sentir exactamente “eso más” que tú sientes. En los tres primeros días de PDB, se aconseja “proteger” nuestra todavía incipiente sensación. Interrumpimos a aquellos que dicen “a mí me pasa como a ti,” o “lo tuyo me hace pensar en…” o cualquier otra frase que empiece con “nosotros…” Nosotros quizás dijimos la misma frase, pero la complejidad que está implícita para ti es completamente diferente de la que está para mí. Estas dos complejidades son mucho más importantes que lo que podría venir de ellas en este momento, si las articulamos juntos. Hay una interacción que se da muy pronto y que detiene  la articulación de aquello que está encubierto y que es de difícil acceso. Puesto que  somos propiamente criaturas en interacción, nuestra complejidad se  muestra y se devela más cuando hablamos a otra persona que desea escucharnos. Pero si esa persona añade algo a ello, casi siempre nuestro contacto con la sensación interior se pierde o disminuye. En PDB facilitamos la interacción necesaria sin ninguna imposición, turnándonos en hacer lo que llamamos “acompañamiento en parejas de enfoque corporal”. Durante la mitad del tiempo te atiendo solamente a ti. Te sigo en silencio con mi comprensión corporal y te digo cuando no puedo seguirte. De vez en cuando hablo desde mi comprensión corporal pero sólo para verificar si te voy siguiendo. En PDB voy escribiendo las palabras exactas que vas diciendo (de otra manera podrían perderse rápidamente), y te las leo cada vez que quieras. Después, durante la otra mitad del tiempo, tú haces lo mismo solamente para mí.

Una vez que el individuo ha articulado y diferenciado suficientemente la sensación sobre algo, lo que sucede entonces es algo que llamamos “cruzar”[c]. La comprensión que otras personas tengan puede enriquecer la nuestra al hacerse implícita en mis propios términos. Si uno desarrolla primero los términos propios y los cuida,  entonces puede uno  “cruzarlos” con los de otros. Cuidar los propios términos significa velar por su compleja precisión. “Cruzar” los términos enriquece su complejidad intrínseca y su poder. En este punto la interacción cooperativa puede crear un nuevo producto social, justamente ahora, aquí en el salón. Este es precisamente el intento del énfasis actual en el “diálogo” y  del importante trabajo de Shotter (2003) sobre la “acción conjunta”, ya que nosotros los humanos vivimos fundamentalmente en un espacio interaccional interhumano.[3] Pero necesitamos eso almacenado implícito y único de cada individuo respecto a la interacción con el mundo, y esto requiere articular primero la sensación-sentida individual.

Cuando muchas de las teorías desarrolladas en  PDB se cruzan, ellas no tienen que llegar a conformar un sistema lógico consistente. Hay una manera diferente como pueden estar juntas. Ellas se cruzan. Cruzarlas hace que la otra teoría esté implícita en la sensación-sentida que hay bajo los términos con los que uno las conecta lógicamente. Y entonces encontramos que podemos decir más desde nuestra propia sensación-sentida, usando la otra teoría y los términos relacionados con ella. La complejidad implícita conecta, por adelantado, todas las teorías desarrolladas en  PDB. Cada una de las teorías abre un lugar complejo en el mundo  público, en la filosofía y en la ciencia. Eso hace posible que la complejidad implícita pueda entrar en dicho lugar. Una teoría desarrollada en  PDB está relacionada con muchos otros lugares no solamente  a través de su sensación-sentida sino a través de conexiones lógicas con otras cosas.

La lógica y la ciencia espacio-temporal existen sólo dentro de una explicación experiencial

En PDB se mantiene la inferencia lógica pura, pero también encontramos una cierta “lógica extraña” al articular una sensación-sentida. Podemos encontrar, por ejemplo, que un pequeño detalle que podría ser ordinariamente incluido bajo categorías más amplias, puede, en lugar de ello, incluirlas a todas y construir un patrón más complejo dentro de ellas. Otro ejemplo de una lógica extraña:  encontramos que cuando se piden más requisitos, ello no disminuye el grado de libertad; al contrario, más requisitos abren  más posibilidades. Hay una lógica extraña en la explicación experiencial.[4]Luego, sin embargo, debemos considerar también la lógica regular.

Para poder entender nuestras ciencias reductivas dentro de una ciencia experiencial más amplia debemos primero apreciar el poder de la lógica de unidades. Necesito expresar mi reconocimiento de lo que llamo la hoja de  “papel gráfico”, las unidades que requiere la lógica. Las pequeñas unidades de la lógica son familiares a todos desde las matemáticas. (1+1=2, 2+170=172). Las unidades de las que se componen los números son externas unas a otras, van antes o después una de otra. Desde Newton esas han sido las características del espacio y del tiempo, y por lo tanto de todo lo que existe en el espacio y en el tiempo. Si imaginas que todo lo exterior ha desaparecido, de todos modos parece quedar ahí un espacio y un tiempo vacíos pero que igualmente se miden en unidades cuantitativas. La realidad que representa esta Ciencia está construida en este espacio y tiempo. La Ciencia convierte lo que estudia en unidades lógicas muy bien definidas que pueden ser utilizadas con las matemáticas. Al referirme a este espacio y tiempo como un “papel gráfico”, quiero dejar en claro que la física, la química, la química orgánica, la biología, la microbiología, en fin, todas las especialidades científicas son una construcción hecha sobre unidades pequeñas en este tipo de pantalla, a saber, moléculas, células, genes y neuronas. El modelo de unidades no es el único posible para la ciencia. Por supuesto que la naturaleza no se presenta en pequeñas unidades, pero nosotros podemos proyectarla de esa manera en una pantalla de unidades. Podemos agrandarla de modo que las unidades capturen lo que ordinariamente no vemos. Luego podemos establecer operaciones precisas con estas unidades. Podemos probar los resultados de estas operaciones y eventualmente crear cosas que nunca antes habían existido. Entre otras cosas, nosotros también hacemos un mapa de nosotros mismos en estas pantallas de unidades cuando nos estudiamos a nosotros mismos. Por supuesto que nosotros no somos estas pantallas. Es un gran error pensar que nosotros somos sólo esas pequeñas unidades en la pantalla. Nosotros somos los que estamos vivos y vemos las pantallas que hemos hecho. Cuando yo era joven, se suponía que todos éramos algo químico. Luego, la bioquímica y la microbiología crecieron mucho. Posteriormente, se suponía que éramos neurología. Es claro que hay muchas ciencias; que lo que ellas dicen cambia cada pocos años, y que se agregan otros tipos de pantallas. Pero nosotros no somos unidades pequeñas en la pantalla, ni la suma de todas las pantallas presentes o futuras. Pero no pretendamos que estaríamos bien sin todas esas cosas maravillosas que hemos hecho a partir de esas unidades; por ejemplo, la medicina, la luz eléctrica y aun la computadora en la que estoy escribiendo. Una vez que hemos hecho una pantalla de unidades, el razonamiento lógico y la inferencia son muy poderosos y nos pueden llevar a lugares que nadie más puede encontrar.

Por otro lado, la lógica no es la que crea las unidades. Somos nosotros los que las creamos y los que seguimos haciéndolas. La solución de problemas de mucho tiempo con frecuencia requiere de crear nuevas unidades. Hasta Euclides probó un teorema sobre los ángulos extendiendo una de las líneas, o dibujando una nueva línea desde el vértice hasta la base; en otras palabras, creando una nueva unidad.

Cuando uno está utilizando un concepto bien definido, su uno entra a la sensación-sentida en un determinado momento, uno puede encontrar con precisión cómo este concepto está funcionando ahora, su efecto exacto en ese contexto. Esto será un patrón mucho más preciso que la definición que uno tenía para ese concepto. Una sensación-sentida es una fuente de mucha mayor precisión y nos capacita para generar nuevas unidades.

Los teóricos de la “complejidad” que hacen modelos computacionales análogos aún suponen que el conjunto de unidades con el que se empiece debe permanecer hasta el final. Así sus resultados son decepcionantes.

En la actualidad, el análisis lógico está siendo ampliamente rechazado incluso en la Filosofía Analítica; sin embargo, dejar de lado el análisis lógico es un grave error.. Es cierto que la lógica depende de premisas que ella misma no puede examinar. La lógica no tiene modo de determinar su propia posición de inicio. Pero  PDB muestra que se pueden generar nuevas inferencias lógicas en momentos significativos, con nuevas unidades, a las que se llegó primero a través del enfoque corporal y de PDB. Las posibilidades mejoran mucho cuando podemos darle al análisis lógico una manera articulada para determinar nuevos puntos de partida y para generar ahí nuevas unidades.

Desde nuevas experiencias y nuevas frases que vengan, podemos generar nuevas unidades para hacer inferencias lógicas. De este modo podemos construir algo en el mundo con partes y términos articulados.  Tenemos entonces una nueva lógica con nuevas unidades. Luego, se aplica de nuevo la inferencia lógica y nos lleva a lugares nuevos, a nuevas comprensiones y preguntas, a las que no podemos llegar de otra forma.

Lo que viene de la sensación-sentida es a menudo algo raro que no lleva por sí mismo a los pequeños cuadros del papel gráfico. Y esta característica “ilógica” es a menudo el aspecto más importante de lo que necesitamos decir. Sin embargo, podemos desarrollar términos conectados lógicamente. Con PDB tenemos una manera de dejar que “el núcleo de lo ilógico” redefina todos los términos, de una manera tal que la inferencia lógica les de su poder sin perder el nuevo y complejo patrón ni violar la vida que articula la teoría.

Cuando los términos articulan una sensación-sentida y adquieren también conexiones lógicas, esta dualidad nos permite movernos en dos  direcciones desde cualquier afirmación: Una vez que hemos vinculado los términos lógicamente, la lógica genera poderosas inferencias mucho más allá de lo que puede encontrarse directamente del experienciar. Por otro lado, al seguir las implicaciones experienciales, podemos llegar ahí a donde la lógica nunca nos hubiera llevado. Necesitamos entonces las dos.

Por ejemplo, mi libro A Process Model (Gendlin, 1997) utiliza ambas. En el enfoque corporal surgen desde el cuerpo pasos nuevos y realistas, pero esto parece ilógico. El enfoque corporal es posible puesto que lo hacemos. Pero imaginar un mundo donde el enfoque corporal es posible lleva a un conjunto de términos lógicamente interconectados, en el cual el cuerpo viviente es un proceso interactivo con su medio ambiente y su situación. Este es el caso de las plantas[d]. Respecto a los animales, por su parte, requerimos comprender cómo la conducta es un caso especial de dicha interacción, y cuando abordamos el lenguaje humano entonces tenemos un caso especial de conducta.

De esta manera he desarrollado un modelo conceptual para la física y la biología, que se puede conectar con los datos y conceptos usuales (y debemos ser capaces de hacerlo), pero con unos patrones conceptuales que son moldeados permanentemente con el vivir y la simbolización. Esta clase de concepto puede conectar con las unidades usuales, pero también incluye lo que no puede ser reducido. Este modelo nos permite reconfigurar cualquier concepto. Con estos conceptos  uno puede pensar sobre los cuerpos físicos de una forma tal que algunos pueden ser seres vivos, y pensar sobre todos los cuerpos vivientes de una manera tal que algunos pueden ser cuerpos humanos.[5]

Sólo puedo señalar la filosofía detrás de lo que he dicho antes. Esta filosofía es algo mío, original, pero ciertamente no hubiera podido llegar a ella si no conociera la historia de la filosofía y a Dilthey, Husserl, Merleau-Ponty, Wittgenstein, Whitehead, McKeon, y muchos otros.

Lo nuevo de mi manera de hacerlo fue poner los antiguos conceptos, estrategias y problemas en una relación directa con el experienciar complejo implícitamente. Encontré que cada uno de los enfoques filosóficos puede abrir nuevos caminos en el experienciar implícito, en lugar de cerrar los otros.

Todas las grandes filosofías cambian el significado de los términos básicos, tales como: “básico”, o lo que significa “es” o “existe”, y también lo que quiere decir “verdadero”, “comprender”, “explicar”, y demás palabras por el estilo. Cada filosofía obtiene sus significados cambiados entrando en ese espacio mayor, desde el borde del pensamiento que está más organizado que cualquier sistema de conceptos. Y luego la filosofía cuenta una historia, su propia historia, en sus propios términos, acerca de cómo obtuvo esos términos. Nos da sólo un informe conceptualizado  sobre su ingreso y su regreso. Mi filosofía nos permite entrar y regresar. Estudia y utiliza lo que le sucede al lenguaje, y también (aunque de una manera diferente) lo que le sucede a los términos lógicos cuando entramos y regresamos.

Hay varias estrategias antiguas sofisticadas para pensar acerca de cómo los seres humanos vivimos en la realidad, de una manera tal que podamos saber algo. Y no fue sino hasta después de conocer muchas de esas estrategias y sus limitaciones o fallas, que digo: no sólo tenemos interacciones; nosotros somos interacciones con el medio ambiente -otras personas, el mundo, el universo-, y eso lo podemos sentir nosotros mismos de esa manera. Lo que sentimos desde ahí, nunca es nada.[6]

Los trabajos de Gendlin citados a continuación están disponibles, en inglés, en el siguiente sitio de Internet: www.focusing.org  y  www.philosophyofexperiencing.org

[a] Nota del Traductor: He traducido “insight” por comprensión

[b] Utilizo los términos “fresco” y “frescura” para referirme a algo que es a la vez nuevo, diferente, reciente.

[c] Nota del Traductor: la palabra usada en inglés es “crossing”, con el sentido de mezclar, combinar.

[d] Nota del traductor: las plantas pueden verse como proceso interactivo. 

[1] Gendlin, E.T. What happens when Wittgenstein asks “What happens when…?” The Philosophical Forum Volume XXVIII. No. 3, Winter-Spring 1997.

Ver también Gendlin, E.T. Thinking beyond patterns : body, language and situations.  En B. Den Ouden & M. Moen (eds). The presence of feeling in thought, Chapter A-1, section 6. New York : Peter Lang, 1991.

[2] Ver mi respuesta a Nicholson en Gendlin, E.T. How philosophy cannot appeal to experience, and how it can. En M. Levin (Ed.), Language Beyond Postmodernism: Thinking and Speaking in Gendlin’s Philosophy. Evanston: Northwestern University Press, 1997.

[3] Shotter, J. (in press). “Real presences:” meaning as living movement in a participatory world. Theory & Psychology, vol. 13. (no pages nos. yet), 2003.

[4] Gendlin, E.T. Experiencing and the creation of meaning, IVB. Evanston: Northwestern University Press.  paperback 1997.

[5] Gendlin, E.T. A Process Model  (http://www.focusing.org/ click Philosophy, and printed from The Focusing Institute), 1997.

[6] Gendlin, E.T. Crossing and dipping : some terms for approaching the interface between natural understanding and logical formation. In M. Galbraith & W.J. Rapaport (Eds.), Subjectivity and the debate over computational cognitive science, pp. 37-59. Buffalo : State University of New York, 1991. (En Español: El entramado y la profundización: algunos términos relativos a la línea divisoria entre la comprensión natural y la formulación lógica. En C. Alemany [Ed.] 1997, La psicoterapia experiencial y Focusing: La aportación de Eugene T. Gendlin. Bilbao, Desclée de Br.)

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