La Mirada del Otro
Cómo nos afectamos
¿Cuánto pesa la mirada del otro?
¿Harías lo mismo si él/ella o los otros no te miraran?
Seguramente no.
Muchos comportamientos y decisiones están determinados por lo que dirán los otros.
Hasta puede ser una cárcel invisible que no deja salir a la superficie la verdadera persona que sos, quitándote libertad de acción.
A lo mejor tu conducta está determinada por la necesidad de aprobación ajena.
Hagamos un ejercicio:
Trae alguna situación en la que hiciste algo porque alguna persona, para vos importante, estaba mirándote, esperando que hicieras algo determinado.
Volvé a esa experiencia y fíjate cómo te sentiste.
Quizás forzadx, ahogadx, molestx, incómodx, fuera de lugar, o que no encajabas?
Quizás ni te hayas dado cuenta que lo que estabas haciendo no respondía a tus necesidades.
Y ahora:
¿Podrías imaginar cómo hubiese sido hacer lo que realmente deseabas hacer?
A esta altura del ejercicio estarás viendo diferencias entre lo que pasó y lo que querías que pasara.
Preguntate:
¿Qué hizo que optaras por satisfacer expectativas ajenas?
¿Cuánto pesa la mirada de quienes te criaron, tus jefes, tus amigxs, tu pareja, tus hijxs, tus colegas?
Una consigna más:
Hace una pausa.
Dejate sentir lo que esté viniendo ahora. Emociones, sentimientos, dudas, todo eso que viene…
¿Cómo se siente? ¿Podés reconocerlo? ¿Ponerle palabras? Quizás encuentres nuevas maneras de expresarlo y hasta mientras las vas nombrando vaya cambiando…
Lo cierto es que Sí, los otros miran, los otros TE miran, VOS miras, TODOS miramos y NOS miramos.
La clave es aceptar y aceptarnos.
Nos miran porque resaltamos, porque tenemos algo diferente, más grande, más chico, distinto, fuera de la norma ….
Te miran porque les gustas o porque NO les gustas.
Habrá mil motivos por los cuales el otro mira. Admiración, rechazo, envidia, y todo lo que se te pueda ocurrir…
Pero que te miren, en todo caso, no es tan malo, peor es que NADIE te mire. Porque la indiferencia lastima, duele, mata…
Somos en interacción con otro, con los otros y con lo que nos rodea.
Ese contexto nos da la forma en la que vivimos. Así que si te molesta la mirada del otro: mirate, mirate bien, mirate todos los rincones de vos, de tu cuerpo, de tu mente, de tu forma de hacer, decir y pensar.
Mirate bien y fijate si te gusta y qué aspectos merecen un poco más de atención porque nunca los miraste. O porque creíste que no valía la pena invertir tu tiempo en eso.
Así sos vos… como sos, no hay otro. Empoderate de vos y gustate, que la mirada del otro va a confirmar el amor que te tenés. Y a partir de ese momento, la mirada del otro va a ser una invitación a bucear en tu interior, no un condicionamiento que encierre tu destino.
Carolina Ades y Mauricio Gutierrez Nebuloni
“Nada es más importante que la persona que lucha por salir a la superficie. La terapia está destinada a esa persona interior. No tiene otro propósito. Cuando esa persona interior cobra vida, o cuando al menos se mueve ligeramente, se vuelve algo mucho más importante y real que cualquier diagnóstico o evaluación”.